Por suerte cada vez somos más conscientes de la importancia del consentimiento en las relaciones personales. Se trata de ese acuerdo entre dos o más personas para hacer algo de manera voluntaria.
Podemos pensar que es especialmente importante cuando una persona quiere tocar a otra o intimar físicamente con ella. Pero el consentimiento abarca muchas más situaciones que nos ocurren a diario.
De ahí la importancia de enseñarlo a nuestros hijos e hijas o alumnos y alumnas.
La mejor forma de prevenir cualquier tipo de abuso (incluso el sexual) es enseñarles a respetar su cuerpo y sus emociones y a diferenciar cuando les apetece hacer algo y cuando no.
Deben aprender a escucharse y a no tener miedo de expresarlo y actuar en consecuencia.
Deben entender que tienen derecho a dar su consentimiento, y la otra persona el deber de respetarlo.
Como te explicaba en el post "Cómo enseñar asertividad a los niños/as": es muy fácil y placentero tener hijos o alumnos que a todo dicen que "sí" sin rechistar. Pero cuidado porque esos niños crecerán y se convertirán en adolescentes sumisos, sin opinión propia ni fuerza para decir que "no" a lo que no les apetece o saben que puede dañarles, por ejemplo sexo, drogas, alcohol, conductas temerarias...
Así que debemos ayudarles a tener criterio propio, a no someterse a la opinión del grupo y a decir "no" cuando algo no les guste o les apetezca. Si tu respetas sus "no", aprenderán que son legítimos, que pueden expresarlos y que pueden fiarse de sus percepciones y sensaciones.